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Pacifistas de cartón



A estas alturas del juego, sostener o seguir creyendo que los socialistas españoles son pacifistas es de chiste, por no decir de risa. La retirada de las tropas del berenjenal iraquí era una propuesta con la que, demagógicamente, Rodríguez Zapatero había hecho campaña electoral. De esta manera, ZP logró atraerse el voto de los siempre descontentos y apolíticos jóvenes, una masa ideológicamente de izquierdas pero tradicionalmente ajena a la participación electoral. Los socialistas nos prometieron una “nueva manera de hacer política”, y hasta aquel ingenuo con cara de tonto que hoy preside esta nación de naciones, llegó a afirmar que “el poder no lo cambiaría”. Pues bien, tres años después de la más que justa victoria electoral del Partido Socialista, las cosas no parecen haber seguido el camino prometido por la socialdemocracia de este país. Mientras que el gobierno entrante mandaba retirar las tropas del infierno iraquí, el Congreso daba luz verde al envío de efectivos militares al caos afgano. Y ustedes me dirán ¿qué diferencia hay entre tener tropas en Irak a tenerlas en Afganistán? Pues nuestros siempre pacifistas socialistas se escudan en un argumento de dudosa credibilidad: la guerra de Irak era ilegal, mientras que la de Afganistán contaba con el aval de las Naciones Unidas. Categorizar las guerras entre legales vs. ilegales puede ser contraproducente, por no decir reduccionista [y en esta categoría entro yo, que en alguna ocasión he hablado de la ilegalidad de la intervención en Irak]. Las guerras, sean del color que sean y tengan las causas que tengan siempre serán ilegales en el sentido abierto del término [no en el jurídico]. Todas son igual de aberrantes y nacen de una clara ilegitimidad: el uso de las armas y la fuerza para defender un punto de vista, una idea o un orden concreto. Partiendo de ésta lógica, el envío de tropas al cóctel molotov en el que se ha convertido Afganistán no deja de ser igual de inmoral que la permanencia en Irak, por muchos avales de Naciones Unidas [una institución desprestigiada, autoritaria y anacrónica en el actual contexto global] y de la UE que los socialistas españoles pretendan esgrimir como legitimadoras de una decisión bélica. Si a esto unimos la desidia y la falta de interés de Rodríguez Zapatero por el problema del tráfico de armas [en 2005 planteó sacar adelante una ley que regulara, de una vez por todas, el comercio de armas, aún la estamos esperando], y el escalofriante dato de que España es el mayor suministrador de municiones del África subsahariana, llegamos a la conclusión de que el pacifismo de los socialistas es de cartón-piedra, por no decir de cartón malo, a secas. La compra de misiles Tomahawk por un millonada de euros por el Ministerio de Defensa español, el mantenimiento de los efectivos militares en Afganistán y la no-regulación de la venta de armas [una promesa electoral aún sin cumplir] evidencian hasta qué punto, los mismos que se manifestaron hace tres años en contra de la guerra y que utilizaron el lema con el que todos nos sentimos identificados para sus propios fines electoralistas, hoy practican todo lo contrario: pactan la compra de misiles con los mismos que bombardean las casas de los iraquíes; le hacen el juego al Imperio al que dicen oponerse en las tierras del opio afganas; justifican con su no-regulación el comercio de armas al tercer mundo y el lucrativo negocio que las empresas españoles hacen en los países en conflicto. Sí, este es el pacifismo de los mismos que en el vídeo de la campaña electoral para las municipales y autonómicas hablan, de entrada, de la paz mundial. Este es el pacifismo de unas ratas carroñeras que se dicen de izquierdas, cuando no son más que un burdo subproducto de algo que llaman socialdemocracia; son la escoria ideológica de siempre, los de la rosa y el puño; los de la rosa, la metralleta, el misil y el tanque.

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  • Blogger Sr Azul says so:
    8:57 p. m.  

    Joroba estoy en total desacuerdo contigo.

    Desde que dices que lo de la retirada de tropas es sólo oportunismo -quizás también responda a los deseos y espectativas no sólo de Zapatero sino de su partido, de la militancia y de los votantes, así como del 95% de la población española- y que lo mismo es Irak que Afganistán -en Afganistán están bajo bandera de la ONU y no para asolar al pueblo con una invasión sino para intentar reconstruir y dar seguridad (o eso pretende el enunciado de la misión -ok a veces no lo consigue-)

    Te saluda desde Valencia un medio majorero. top

  • Blogger Xerach says so:
    9:30 a. m.  

    Bueno, en parte puede ser cierto que las dos guerras no pueden ser comparadas, pero mi argumento se basa en que cualquier guerra, intervención armada o acción bélica es deleznable. De poco me importan las banderas que se utilicen en dicha intervención si luego, los mismos de siempre, son los que controlan las operaciones. Lo de los argumentos de la reconstrucción y la paz en Afganistán son los mismos que a diario nos repiten los estadounidenses en Irak. La intervención en Afganistán es una pieza más de la política imperial norteamericana. Y en cuanto a los datos y las estadísticas éstas no mienten. Nos dicen que España es el mayor proveedor de municiones del África subsahariana; que el Ministerio de Defensa ha comprado misiles Tomahawk por valor de 72 millones de dólares; que vendemos armamento a países de tan dudosa reputación como Israel, Venezuela o Colombia; vamos, que si esto representa el pacifismo de los socialistas españoles, mejor me hago del partido popular, que al menos ellos, son más coherentes a lo que el belicismo y las armas se refiere. top

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