M de mentira; m de mierda; m de Mera
Díaz de Mera era el máximo responsable de la policía española [ex-director] aquella mañana en la que las bombas de los islamistas radicales explosionaron en Madrid. Fue nombrado por el entonces Ministro del Interior, Ángel Acebes [rebautizado como el mentiroso del reino], y tras la debalce electoral del partido que lo aupó al cargo, terminó como eurodiputado aznarista en Estrasburgo. Mientras, colaboró con los desquilibrados creadores de la teoría de la conspiración [sí, los del ha sido ETA] aportando una suculenta exclusiva lanzada a través de las ondas episcopales: Mera, afrimó en su día, que el gobierno socialista ocultaba un informe de la policía donde se constataba empíricamente la relación de ETA con los atentados del 11-M.
Lo extraño del caso es que los consparanoicos, ávidos de cualquier informe, documento o pista que avalase sus esperpénticas teorías, no lograron hacer público el famoso informe de Mera. Así pues, la cosa pareció quedar en una especulación más sin base alguna hasta el día en el que el ex-director de la policía compareció en el juicio del 11-M. El juez Bermúdez le pidió a Díaz de Mera que demostrara que el gobierno había secuestrado el supuesto informe y que diera pruebas palpables de que este documentó llegó a existir. Lo sorprendente del caso es que este individuo, miembro de un partido muy conocido por todos por su ferviente constitucionalismo, se negó a revelar la fuente que le aseguró que el informe existía. El juez Bermúdez le da varias opciones para ponerse en contacto con su misteriosa fuente e incluso le asegura una protección a la misma, pero el eurodiputado, como buen lacayo del mentiroso del reino se negó en banda a contestar. Ello le valió el inicio de un proceso por desacato que lo podría llevar al Tribunal Supremo, al negarse a colaborar con la justicia española.
Varios diarios españoles constatan que Díaz de Mera intentó presionar a la cúpula policial de entonces para que avalaran su ya gran mentira, pero ésto no logró ningún compromiso concreto para que otros policías se pringaran hasta el fondo en el turbio lodo de las mentiras populares. La supuesta fuente de Díaz de Mera, la misma que éste pareció proteger con mucho recelo durante el jucio, aparece días después asegurando que él jamás había comentado al ex-director que en el supuesto informe secreto se vinculada ETA con los atentados. Como respuesta, Díaz de Mera envía una carta al juez Bermúdez en el que nombra a su ya conocida fuente y reescribe la historia por completo en un intento desesperado por salvar su trasero: el informe ya no había sido secuestrado por funcionarios gubernamentales, sino que había abacabo incorporado al sumario del 11-M. Lo peor del caso es que el citado informe, supuestamente manipulado por los socialistas, había sido redactado en 2005 y entregado al juez Del Olmo, encargado de la instrucción del caso. En él se rechaza categóricamente cualquier vínculo entre ETA y los atentados de Madrid.
El culebrón no acaba aquí, porque como réplica a la carta de Díaz de Mera al juez Bermúdez, el policía aludido, sí, aquella fuente secreta cuya vida parecía peligrar si llegaba a ser nombrado, ha respondido que Díaz de Mera le presionó por teléfono para que avalara su mentira y cooperara con él [al parecer decía sentirse "políticamente presionado"]. El policía le respondió que jamás le había hablado de ese informe ni de que había existído una relación entre ETA y las matanzas en los trenes de cercanías. Lo peor del caso es que el director de la policía de entonces, máximo responsable tras Acebes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, se haya inventado una mentira de este calibre, negado a cooperar con el juez y haber intentado presionar a la cúpula policial de entonces para seguir manteniendo in extremis la mentira de la conspiración. Porque, tal y como reza el título de este post, este lamentable espectáculo es inherente a la forma que muchos en el Partido Popular conciben la política y la gestión de lo público.
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