29 días
Hace exactamente un mes que Nira nos dejaba, tras 10 años junto a nosotros. Han sido días difíciles, unos peores que otros. Hay momentos en los que se la echa en falta de una manera muy especial: al mediodía, momento en el que siempre dábamos un paseo; las 9, hora de la siempre esperada cena; las visitas nocturnas que le hacía al bajar a por una coca cola; al abrir la despensa en la que aún permanecen sus galletas y golosinas; cuando me topo con su collar, escondido a la vista para no hacer daño...
Nira era demasiado especial, probablemente única. Poco a poco me iré acostumbrado a esta eterna ausencia, de eso no me cabe ni la menor duda; pero ahora mismo me es imposible evitar esta tristeza que, a ratos, me sacude. Mientras, sigo esperando a que la primavera haga brotar, de una vez por todas, las flores del castaño bajo las que están enterradas Nira y su madre, y borrar definitivamente los recuerdos de aquel triste, frío y gris 24 de febrero.
Hasta siempre amor, descansa en paz.