amnistía
La compleja estructuración jerárquica del budismo tibetano no se reduce a la omnipresente y archiconocida figura del Dalai Lama; el budismo vajrayana [tecnicismo utilizado para hacer referencia al budismo del norte, y más concretamente al tibetano] es, con toda probabilidad, la forma más complicada y desarrollada de budismo en el planeta. Ésta se subdivide en varias corrientes internas o escuelas [mal llamadas sectas], lideradas cada una de ellas por uno o varios líderes religiosos adscritos a los monasterios más importantes del país. Las escuelas religiosas del budismo tibetano se asocian a los acontecimientos religiosos más importantes de la historia documentada del Tíbet; así, la escuela Ñingmapa se asocia a la primera oleada del budismo indio en el Tíbet; la Kagyupa surge con la segunda oleada del budismo indio; la Sakyapa, se asocia con la construcción del primer gran monasterio del Tíbet, Sakya; y finalmente, la orden del Dalai Lama, o la Gelugpa, surgida en el s. XV como una reforma conservadora del budismo tibetano.
El Dalai Lama actúa como autoridad religiosa suprema sobre todas las escuelas, pero a éste le siguen en importancia el Panchen Lama [de su misma escuela], el Karmapa Lama [de la orden Kagyupa] y el Sayka Trinzin [de la orden Sakyapa]. El Panchen Lama, la segunda autoridad religiosa de facto, del budismo tibetano, es nombrado directamente por el Dalai Lama. A la muerte del anterior Panchen en 1988, en extrañas circunstancias [los analistas aseguran que fue estrangulado por oponerse a las políticas chinas en la década de 1980], se inició la compleja búsqueda del renacimiento de éste en todo el Tíbet. En 1995, el Dalai Lama anunciaba al mundo el hallazgo del renacimiento del Panchen en un niño de tan sólo 6 años de la región oriental de Kham, Gedhun Choekyi Nyima. El 17 de abril de 1995 el comité de búsqueda encargado por el Dalai Lama, el niño y sus padres fueron arrestados por las autoridades chinas y conducidas a un lugar desconocido. Hasta la fecha, ningún organismo internacional u ONG ha podido tener acceso al niño y a su familia, a pesar de las innumerables peticiones realizadas por las Naciones Unidas y organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch. El exilio tibetano asegura que el Panchen Lama es el prisionero político más joven del planeta.
El 30 de abril, Amnistía Internacional, en una reunión oficial con las autoridades de la Embajada china en Washigton, pedía la liberación definitiva del niño, su familia y el comité de búsqueda, a la par que un acceso directo a la localización exacta de todos los detenidos. China argumenta que el niño y su familia viven protegidos en una zona de la China continental, por temor a que éstos puedan ser secuestrados por independentistas radical tibetanos. Mientras, un país que se dice socialista y ateo confeso, tiene la osadía de inmiscuirse en asuntos estrictamente religiosos que sobrepasan, con creces, su laico ámbito competencial. El Gobierno pseudo-marxista chino nombra a opispos y cardenales católicos; prohíbe la construcción de nuevos templos de todas las confesiones presentes en la China continental; nombra o detiene a líderes religiosos del budismo tibetano..., en un surrealista intento comunista de hacer de la religión política, y de la política una aberración sin límites que pocos denuncian.
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