Polonia
La jauría reaccionaria parece haber salido en masa de las cavernas de las que jamás debieron salir. La horda cavernaria aglutina a un vasto grupo de personas que, a pesar de su heterogeneidad manifiesta, comparte una línea argumental muy básica: cualquier medida que cuestione los discursos tradicionales deben ser detenidos a toda costa. Ello implica que los cavernícolas reaccionarios sean profundamente hostiles a cualquier medida progresista que no se ajuste a sus limitados marcos discursivos. El problema parece estar recrudieciéndose en el actual y crispado plano político; la beligerancia de Rajoy y los halcones del Partido Popular están promocionando [indirectamente, con toda probabilidad] a sus sectores más extremistas y radicales. Franquistas trasnochados, fascistas-falangistas de nuevo cuño, católicos totalitarios y una lista más amplia de elementos de extrema derecha comienzan a salir de la invisibilidad a la que fueron sometidos por el sistema democrático. La derecha más reaccionaria y extrema parece haberse librado finalmente de los complejos del pasado, para iniciar una campaña a gran escala cuyo objetivo prinicipal es colaborar con todos aquellos sectores incapaces de entender las políticas sociales del ejecutivo socialista.
Y en este explícito marco involucionista, marcado por la resurrección de los iluminados anti-abortistas, la pestilente homofobia en alza o la aparición de un discurso heteropatriarcal de nuevo cuño, las cosas parecen haberse complicado mucho. Las consecuencias directas de las medidas sociales del PSOE en el poder son estas: una horda de carvernarios dispuestos a hacer todo lo posible para frenar el proyecto progresista de los españoles que aquel 14 de marzo propiciaron el giro hacia la socialdemocracia [más bien pseudosocialdemocracia]. Lo peor del caso es que la oleada ultraderechista no es endémica a España, en Polonia, un país de la Unión Europa, la cosa comienza a adquirir tintes fascistoides.
Lo que está pasando en Polonia pone los pelos de punta a cualquiera; la Presidencia y Vicepresidencia del país se hallan en manos de dos gemelos ultra-reaccionarios: Lech y Jaroslaw Kaczynski, respectivamente [los mismos caraculo de la foto]; los partidos Ley y Justicia, la Liga de las Familias Polacas y Autodefensa, componen la coalición gubernamental de extrema derecha que en estos momentos rige la vida pública polaca. Entre las medidas que estos energúmenos fascistas pretenden sacar adelante se hallan la Ley de Lustración [el nombre lo dice todo], que pretende obligar a todos los polacos nacidos antes de 1975 a rellenar un cuestionario en el que expliciten si colaboraron con la antigua policía comunista, bajo pena de prisión en caso de negarse a participar en este aberrante atropello de los derechos humanos básicos. Por si esto les parece poco, los gemelos Kaczynski van a sacar adelante una ley para impedir lo que ellos denominan "la promoción de la homosexualidad o cualquier otra desviación de la naturaleza sexual en los centros educativos". En sus primeras declaraciones, el Ministro de Educación [de la Liga de las Familias Polacas], Miroslaw Orzechowski, llegó a afirmar que "los profesores homosexuales serían despedidos de sus puestos de trabajo", aunque rectificó días después alegando que sus palabras habían sido mal interpretadas. Argumentó que los "niños están recibiendo propaganda homosexual en los colegios", lo que deberá ser limitado para que "los niños polacos tengan la visión correcta de la familia", toda una declaración de principios, sin lugar a dudas.
La cuestión está causando un evidente malestar entre algunos gobiernos europeos, especialmente en Holanda, España y Bélgica [los promotores del matrimonio gay en Europa], pero muy especialmente en el primero, caracterizado por tener la legislación social más avanzada del planeta. La Comisión Europa ya ha advertido a Polonia de que si la ley sale adelante, se actuará de acuerdo con lo establecido por la ley comunitaria para estos casos; con toda probabilidad, Polonia podría ver suspendido su derecho de voto en las instituciones europeas, o alguna medida análoga aún no especificada por los dirigentes europeos.
Si aún no están lo suficientemente alarmados con todo lo descrito, les adelanto que los gemelos Kaczynski están preparando una medida para prohibir la pornografía en todo el país, amenazado con penas de hasta un año de cárcel por posesión de material pornográfico. Y ya para rematar este esperpéntico delirio de nacionalcatolicisimo al más puro estilo Arriba España, los gemelos han decidido retirar la exigua pensión que el Estado destinaba a los pocos birgadistas internacionales polacos que habían participado en el bando republicano durante la guerra civil española. Y no contentos con esto, han decidido cambiar de nombre las calles con alusiones directas a los brigadistas internacionales y a la II República española.
Pero la deriva fascista de los Kaczynski no parece sorprendernos a muchos; Polonia siempre ha sido la "reserva reaccionaria de Europa". En este país nació el papa Woytila, el más reaccionario y ultra-derechista de la historia reciente. En un país en el que, con la visita del papa, se prohíbe la venta de bebidas alchólicas o los anunciones en los que aparezcan señoritas ligeras de ropa, las cosas no pueden andar demasiado bien. Aún así, es absolutamente inaceptable que en la Europa de los 27 se toleren comportamientos y políticas reaccionarias como las polacas. Polonia sabía perfectamente a lo que se atenía al adherirse a la Unión Europea; conocía los tratados y leyes fundamentales de este espacio de convivencia común [entre los que, explícitamente, se hace referencia a que la homobofia o la persecución política no tienen cambida en la UE]. Si la deriva reaccionaria, alentada por la putrefacta Iglesia Católica y sus pedófilas y reprimidas jerarquías, continúa, la Unión Europea deberá plantearse mantener a tan peligroso socio entre los grandes del club europeo.