Surrealismo etarra
En un mundo postmoderno en el que las políticas identitarias [de todo tipo] se hallan sumidas en una grave crisis discursiva, actos y pronunciamientos como los de ETA son un fiel reflejo de la crisis estructural de una determinada forma de concebir la Nación, el Estado y la política [nacionalista]. Es absolutamente incierto, como afirman muchos políticos que se dicen demócratas, que la banda armada/terrorista ETA [Euskadi Ta Askatasuna] carece de lógicas y dinámicas internas coherentes. El mundo de ETA y su entorno político inmediato han construido, a lo largo de los últimos cuarenta años, una lógica discursiva nacionalista radical [y como tal, excluyente de base]; para ello han desarrollado una forma de lucha armada legitimada a través del prisma discursivo nacionalista, dictotómico y victimista [opresión vs. libertad], sustentado en unas identidades lingüístico-culturales artificiales, naturalizadas como esencias interiores preexistentes al propio sujeto, justificación y base para asesinar, torturar o coartar la libertad de todo aquel que no comparta sus demenciales políticas discursivas.
La binariedad discursiva del nacionalismo vasco [radical], como cualquier otra realidad binaria existente, parte de unos supuestos estrictamente excluyentes que atiende a lógicas discursivas limitadas; unas lógicas que obedecen a la falsa creencia de que las identidades [nacionales] no son construcciones culturales, sujetas como tales al carácter intrínsecamente artificial de cualquier construcción humana, sino esencias internas naturales, superiores al individuo y carentes de cualquier atisbo de artificialidad cultural. De esta manera, el sentimiento de pertenencia a una determinada estructura estatal/nacional se legitima, construye y difunde a través de un discurso esencialista que carece de una objetividad lógica o un prisma discursivo más amplio [y, por supuesto, democrático]. A partir de estas premisas, cualquier reflexión sobre las dinámicas estructurales internas del discurso nacionalista y de liberación nacional, deberá entender la lógica dicotómica, excluyente y profundamente subjetiva, antidemocrática y caduca del nacionalismo.
Las lógicas discursivas del nacionalismo incurren, en la mayor parte de las veces, en profundas contradicciones internas justificadas a través del prisma victimista, de la manipulación histórica o la construcción de realidades paralelas [políticas o culturales]. Los nacionalistas son conscientes de la necesidad de que exista un otro, caracterizado a través de una imagen radicalmente negativa; un otro necesario para justificar la existencia de su discurso, de su praxis política y sus realidades nacionales. A través de la demonización de ese otro, que en el caso del nacionalismo vasco sería el Estado español, el nacionalismo adquiere carta de existencia, se construye, delimita, asienta y expande. Sin la existencia misma de ese ente demoníaco, represivo y coartador que es España, el nacionalismo y sus dinámicas discursivas carecerían de cualquier lógica o justificación. Pero esta misma línea argumental puede ser aplicada en el caso de ese otro nacionalismo, el español, cuyas lógicas binarias y excluyentes atienden a las mismas razones que las del nacionalismo vasco. Ambos discursos dictómicos comparten, en este punto, el principal de sus argumentos.
En el último comunicado de la banda armada/terrorista ETA se puede observar que las lógicas discursivas del nacionalismo vasco [radical] incurren en gravísimas contradicciones internas. En el citado texto se hacen alusiones directas a conceptos antagónicos, a realidades discursivas diametralmente opuestas [liberalismo vs. socialismo] que hacen del comunicado un sin-sentido absoluto. Se hacen aluciones a la democracia a la par que se defiende la colocación de bombas o el uso de la lucha armada, en un nuevo contexto que podríamos denominar de tregua armada; se rearticula el discurso liberal-moderno de los derechos humanos pero desde la sectaria visión de que los únicos seres humanos que pueden disfrutar de los mismos, son los etarras y todos aquellos que comparten su demencial discurso. ETA habla de tortura, asesinatos estatales, detenciones, prohibición de ideas..., a la par que mata, coarta la libertad de todo aquel que disiente con sus tesis, extorsiona o secuestra. La lógica discursiva de la izquierda abertzale atiende únicamente a razones excluyentes, que a pesar de decirse democráticas, carecen de cualquier atisbo de respeto por la dignidad y los derechos del resto de ciudadanos de este Estado: 40 millones de seres humanos que no comparten sus surreales tesis discursivas.