Tolerancia católica
No me sorprende la decisión adoptada por la Conferencia Episcopal Española y el Obispado de Córdoba respecto a la solicitud de la Junta Islámica de España para compartir el uso de la Mezquita de Córdoba. La Iglesia católica se ha negado a facilitar un doble uso de este conjunto religioso [musulmán y católico] y convertirlo en un templo único en el mundo. Los musulmanes españoles piden que la Mezquita [ojo al nombre] se convierta en un espacio ecuménico en el que cristianos y musulmanes puedan orar juntos; argumentan que la Mezquita de Córdoba podría convertirse en un espacio de paz y tolerancia interreligiosa maximizadas por las características históricas del propio conjunto religioso. Pero el obisp¡o cordobés Juan José Asenjo, en una muestra infinita de neoconservadurismo e integrismo católico, afirma que dicha medida sólo generaría confusión entre los fieles [se entiende que católicos], dando pie a la indiferencia religiosa. Pues vaya respuesta...
Este elemento católico también afrimó que las raíces cristianas de Córdoba merecen ser respetadas y que el obispado posee títulos jurídicos fehacientes para mantener el uso exclusivo de la Catedral por la Iglesia Católica. Tras leer semejantes comentarios poco más se puede decir al respecto; pero este integrista católico [no sólo existen integristas islámicos] ha de tener en cuenta que el conjunto religioso que defiende como exclusivamente católico, es un bien Patrimonio de la Humanidad, ergo, moralmente hablando, no es un bien para uso y disfrute únicamente de cristianos católicos y romanos. También olvida nuestro querido obispo que la significación histórica de Córdoba no se halla marcada únicamente por las raíces cristianas de las que habla; Córdoba fue la ciudad epicentro de lo que muchos historiadores llaman el fenómeno de las tres culturas [judeocristianos y musulmanes], capital del Emirato independiente y posterior Califato omeya cordobés. Y es que, con una simple visita a una de las más increíbles ciudades peninsulares, cualquier gilipollas entendería que la impronta de al-Andalus se halla en cada rincón de Córdoba.
El problema de fondo es la explícita ideología integrista de la que hacen gala los prelados católicos y su santo padre; hablan de ecumenismo religioso, entendimiento interreligioso monoteísta; de reforzar los lazos que unen a las confesiones que creen en el único dios habido y por haber; de tolerancia y respecto..., para luego defender políticas religiosas segregacionistas que distorsionan las dinámicas históricas y edifican realidades cristianocéntricas marcadas por la defensa de la verdad única encarnada por Jesús-Cristo [el término historiográfico más adecuado] y su mensaje. ¿Los católicos pretenden que el resto de confesiones religiosas [y los no-religiosas] sean tolerantes con su mensaje y su activo proselitismo, mientras ellos sigan haciendo gala de su intolerancia religiosa manifiesta? ¿Cómo pretenden llevar a cabo el diálogo interreligioso y ecuménico con semejantes actitudes excluyentes?
5:11 p. m.
En nombre de la iglesia católica se han cometido y se siguen cometiendo atrocidades. En nombre del Islam, lo mismo o peor. Más me da si la mezquita de Córdoba es para unos o para otros. Si no fuera lo que es, un monumento histórico que forma parte de nuestra cultura, una obra de arte arquitectónica de nuestro pasado más cercano, yo la quemaría. Si dudar.
Saludos top