Mierda sexista
Que el mundo de la moda es frívolo y superficial no es ninguna novedad, como tampoco lo es que cada cierto tiempo algunas marcas y modist*s promuevan campañas publicitarias de dudodsa ética y legalidad. Desde la puesta en marcha de la última campaña de los reyes de la frivolidad y la moda pija, Dolce & Gabbana, las críticas no han arreciado en España. El Observatorio de la Publicidad Sexista, dependiente del Instituto de la Mujer, exhortó a la compañía de moda italiana a que retirara el anuncio en España, ante lo que consideran publicidad que viola directamente uno de los artículos de la Ley Integral contra la Violenica de Género. En dicha Ley se especifica claramente que cualquier publicidad que denigre o atente contra la dignidad de las mujeres o que promueva, explícita o implícitamente, la violencia de género o las actitudes de dominación masculinas, puede ser perseguida y multada por vía legal. En el caso que nos ocupa, la imagen es lo suficientemente explícita como para entender la denuncia del citado Observatorio.
Lo más soreporendente ha sido la reacción de la pandilla de frívolos e ignorantes que dirigen Dolce y Gabbana; éstos han argumentado que España se ha quedado un poco atrás, tras aprobar la retirada de la campaña de suelo español. Desconozco el nivel intelectual de estos dos gilipollas integrales [Domenico Dolce y Stefano Gabbana], si conocen el drama social de la violencia de género, las relaciones de poder heteropatriarcales que aún dominan nuestra sociedad o la legislación española vigente, pero sus comentarios son lamentables. Es lamentable que dos extranjeros tengan la osadía de afirmar en público que España ha quedado atrasada con respecto al resto de naciones europeas cuando este es el único país del planeta con una legislación específica e integral contra la lacra de la violencia machista. Para enfatizar aún más su ignorancia y torpeza, los modistos afirmaron que si los españoles estamos en lo cierto, se tendrían que quemar museos como el Louvre o los cuadros de Caravaggio [sic]; sin comentarios.
Lo peor del caso es que los frívolos por antonomasia de la moda mundial suelen recurrir al uso de los estereotipos y recursos más denigrantes de la publicidad; son comunes en sus anuncios y desfiles el uso de modelos masculinos cuasi-anoréxicos, de corte efébico o que recogen todas las imagenes estereotipadas asociadas a los homosexuales. Son también muy comunes las imágenes explícitamente violentas en las que los chuchilos y la sangre son los protagonistas, algo que llevó a la retirada de un anuncio de este tipo en el Reino Unido.
Atentiendo a la legislación vigente en nuestro país [me importa un rábano si los italianos o los daneses consideran lícito este tipo de lacras publicitarias], D&G estarían violando uno de los artículos de la vigente Ley contra la violencia de género; atentando, a través de su putrefacta publicidad, contra los valores básicos del respeto a la dignidad y la integridad físico-emocional de las mujeres. Es a través de la publicidad, la televisión, prensa y demás medios audiovisuales como se han reforzado a lo largo de las últimas etapas del siglo XX las relaciones de poder y sumisión que caracterizan al heteropatriarcado clásico. A través de esos medios se han normalizado, hasta la fecha, recursos tan nefastos como el uso del cuerpo femenino como reclamo publicitario o material. Ya escribí en posts anteriores cómo en la década de 1950, en algunos restaurantes estadounidenses, se utilizaba el cuerpo de una mujer [a imitación de los clásicos dibujos de la vaca troceada en las carnicerías] como reclamo para vender carne. Es a través de esas lógicas de dudosa ética cómo se ha legitimado y reforzado la violencia hacia las mujeres, su exclusión sistemática de las esferas no-privadas y las imágenes tradicionales asociadas a las mismas. Para Dolce & Gabbana las mujeres y los efebos que utiliza constantemente en sus campañas serán trozos de carne o eficaces ganchos para los materialistas y frívolos consumidores de su [hortera] moda, pero para la legislación española y una gran parte de ciudadanos de este país, sus anuncios fomentan conductas delicitvas y moralmente inaceptables en una sociedad como la nuestra.