Represión [2]
El desenlace temporal de la crisis birmana era algo que todos augurábamos: el poder de las armas y la fuerza han terminado aplastando las ansias de libertad de todo un pueblo. Las consecuencias humanas de la denominada “revolución azafrán” son brutales: un número indeterminado de muertos, que a juzgar por la salvaje represión supera, y con creces, la veintena de asesinados oficiales; unos 6000 monjes detenidos en cárceles y campos de confinamiento; un número indeterminado de civiles, probablemente menor que de religiosos, desaparecidos y/o detenidos; cientos de refugiados esperando en la frontera poder entrar en la próspera y vecina Tailandia. Pero las revueltas han contribuido a un factor fundamental para la superación del actual marco de estancamiento político: la internacionalización del conflicto birmano. Hasta hace relativamente poco tiempo, sólo un número limitado de personas conocía la cruda y brutal realidad de los birmanos; las televisiones e internet han contribuido a que en medio planeta se hable, por fin, de Myanmar. Tras casi veinte años de dictadura militar férrea, la actual cúpula de la Junta se enfrenta a un reto aún mayor que el planteado en 1988: la subsistencia del régimen en un clima de clara oposición internacional y la agudización de una crisis económica inevitable. En encarecimiento brutal del gas y el petróleo [en un 500%] terminarán, tarde o temprano, con este engendro político cuya larga supervivencia durante esta última década es responsabilidad única de la vecina China. Y por ello, por los miles de birmanos que valientemente salieron a la calle para reclamar lo que les pertenece, la libertad denegada durante décadas por las armas y la violencia de unos pocos, la blogosfera mundial ha puesto en marcha una campaña internacional para unirnos al grito democrático del pueblo birmano. El próximo 4 de octubre, todos aquellos que deseen hacerlo, publicarán un “post” de protesta por la represión en Myanmar titulado “Free Burma” [Birmania libre]. Con ello pretendemos unirnos a la revolución silenciosa que los propios birmanos han iniciado en el interior del país: apagar simbólicamente las luces y el televisor a las 8 de la tarde, momento en el que la televisión estatal programa el boletín propagandístico oficial [el telediario birmano]. Desde aquí también nos unimos a la “revolución azafrán” con un nuevo logotipo dedicado en exclusiva a la lucha por la libertad y la democracia del pueblo birmano. ¡Myanmar libre ya!
Etiquetas: Democracia, derechos humanos, Libertad, libertad de expresión, Myanmar