Memoria justa
Muchos aseguran que reabrir las fosas de aquellos que lucharon por la democracia y la libertad en este país supone reabrir “viejas heridas”; yo creo que es un ejercicio de memoria histórica y de dignidad humana. Aquellos que hace 71 años se levantaron contra la legalidad republicana iniciaron una cruel guerra de la que aún hoy seguimos hablando con tanta pasión. Pocos quedamos indiferentes ante un tema que, directa o indirectamente nos atañe. La República, la guerra y la dictadura han sido los ejes vertebradores de este último medio siglo de convivencia colectiva, ni el olvido ni la ignorancia solucionará los graves problemas estructurales de esta nación de naciones. Así pues, la actitud crítica de la derecha española con respecto a este gran proceso de recuperación de la memoria de aquellos que, durante cuarenta largos años, fueron convertidos en criminales y proscritos por el mero hecho de defender aquellos valores por los cuales nos regimos hoy, es una aberración mayúscula. ¿Quién en su sano juicio no es capaz de condenar un régimen que convirtió la represión y el pensamiento único en los principales ejes de la acción político-social? ¿Quién, sin estar demente, puede legitimar un gobierno surgido de una sublevación armada contra una democracia? El PP, como no….
La Ley de Memoria Histórica se ha hecho esperar: más de 32 años después de la muerte de ese dictador asesino, del cruzado moderno aupado por la Iglesia y aquellos que jamás creyeron [y siguen sin creer] en nuestra libertad. La ley recoge sustanciales cambios en relación al anteproyecto presentado hace dos años: se hace una condena explícita al franquismo; se declaran como ilegítimos los juicios carentes de garantías procesales; la simbología franquista, presente en los nombres de innumerables calles y monumentos de este país, deberá ser retirada; se hará una especial mención a la represión llevada a cabo en la zona republicana y la condena a la persecución por motivos religiosos; se prohibirá la celebración de actos que exalten el franquismo en el Valle de los Caídos; se concederá la nacionalidad española a aquellos integrantes de las Brigadas Internacionales que los deseen, sin necesidad de tener que renunciar a su nacionalidad original [como antes se exigía]. Una novedad notoria es la derogación de muchas de las disposiciones que vieron nacer el Estado franquista, lo que desde un punto de vista legal supone ilegitimar desde sus raíces al propio franquismo. También, y por primera vez, se incluye a los homosexuales como sujetos objeto de derechos y de reparación moral y material como víctimas del franquismo. Así pues, aunque en muchos aspectos la ley es un tanto tibia, por primera vez desde el inicio del proceso de transición hacia la democracia, las víctimas del sistema político más injusto y repulsivo de nuestra historia, podrán ser reparadas desde un punto de vista legal y económico, y por fin, se hace justicia con aquellos que nos precedieron y dieron sus vidas por nuestro sistema de libertades, acabaron con sus huesos en las putrefactas cárceles o campos de concentración de los alzados, fueron forzados a vivir en el exilio o murieron en el silencio impuesto por aquellos que jamás creyeron en la libertad, la democracia y la igualdad. Justicia, dignidad y memoria para los defensores de la República y la democracia.
La Ley de Memoria Histórica se ha hecho esperar: más de 32 años después de la muerte de ese dictador asesino, del cruzado moderno aupado por la Iglesia y aquellos que jamás creyeron [y siguen sin creer] en nuestra libertad. La ley recoge sustanciales cambios en relación al anteproyecto presentado hace dos años: se hace una condena explícita al franquismo; se declaran como ilegítimos los juicios carentes de garantías procesales; la simbología franquista, presente en los nombres de innumerables calles y monumentos de este país, deberá ser retirada; se hará una especial mención a la represión llevada a cabo en la zona republicana y la condena a la persecución por motivos religiosos; se prohibirá la celebración de actos que exalten el franquismo en el Valle de los Caídos; se concederá la nacionalidad española a aquellos integrantes de las Brigadas Internacionales que los deseen, sin necesidad de tener que renunciar a su nacionalidad original [como antes se exigía]. Una novedad notoria es la derogación de muchas de las disposiciones que vieron nacer el Estado franquista, lo que desde un punto de vista legal supone ilegitimar desde sus raíces al propio franquismo. También, y por primera vez, se incluye a los homosexuales como sujetos objeto de derechos y de reparación moral y material como víctimas del franquismo. Así pues, aunque en muchos aspectos la ley es un tanto tibia, por primera vez desde el inicio del proceso de transición hacia la democracia, las víctimas del sistema político más injusto y repulsivo de nuestra historia, podrán ser reparadas desde un punto de vista legal y económico, y por fin, se hace justicia con aquellos que nos precedieron y dieron sus vidas por nuestro sistema de libertades, acabaron con sus huesos en las putrefactas cárceles o campos de concentración de los alzados, fueron forzados a vivir en el exilio o murieron en el silencio impuesto por aquellos que jamás creyeron en la libertad, la democracia y la igualdad. Justicia, dignidad y memoria para los defensores de la República y la democracia.
Etiquetas: Democracia, derechos humanos, dignidad, España, justicia, Libertad, libertad de expresión, libertad sexual, memoria, represión, República