"Cibercensura"
En mi reciente viaje a la antigua Birmania, ahora conocida como Myanmar, fui testigo directo del riguroso control que la Junta Militar ejercía sobre la red. A través de un primitivo pero efectivo filtro, las autoridades militares impedían el acceso directo a contenidos autocalificados como “sensibles”: derechos humanos, libertad política, asociaciones de exiliados demócratas, o cualquier tema irritante para la Junta en el poder. Y lo que es más absurdo aún, los filtros prohibían sistemáticamente el acceso a los “correos online” del tipo Yahoo!, Gmail o el archiconocido Hotmail y su sistema de “chat” Msn-Messenger. Esta triste realidad ha terminado por catapultar a Myanmar al primer puesto mundial en censura de contenidos políticos en la red. A escala más global (censura de contenidos sociales, aspectos de seguridad, acceso a la red, uso de las herramientas online…) China parece llevarse el primer puesto por goleada, según un reciente estudio de la iniciativa OpenNet. Así pues, y excluyendo a Cuba y Corea del Norte [que finalmente no fueron incorporadas al estudio], seis países encabezan el ranking en cuanto a censura de contenidos políticos “online”: Myanmar, China, Iran, Siria, Vietnam y Túnez. Los contenidos relativos a conflictos, grupos armados o movimientos separatistas son sistemáticamente bloqueados en China y Pakistán, siguiéndoles muy de cerca Myanmar e Irán. En un cómputo más generalista, China, Myanmar e Irán lideran el ranking de países que mayores cotas de censuran aplican a la red [en dicho cómputo deberían incluirse también las dictaduras de Cuba y Corea del Norte].
El caso de Myanmar, como el de China, es especialmente sangrante. Tan sólo el 1% de la población cuenta con algún tipo de acceso a la red, y muy a pesar de dicho dato, el control ejercido sobre la red de redes es el más férreo del planeta. El sistema de filtros es, a pesar de lo dicho, bastante rudimentario. Myanmar no cuenta con la sofisticada tecnología de censura desarrollada, por ejemplo, por la República Popular [principal impulsora de los sistemas de filtro en la red], pero la aplicación del primitivo filtro es igual de aberrante que en el caso chino. Las muestras de aperturismo político son mínimas, y en un contexto en el que la Junta, apoyada económica, política y militarmente por la China comunista, tiene asegurada su continuidad en el poder, las oportunidades de reforma son, en estos momentos, imposibles. La “cibercensura” es la nueva lacra del presente siglo; instituida por los regímenes más autoritarios del globo como una práctica común en la lucha contra la disidencia política y la libertad de conciencia, su aplicación supone la violación sistemática de uno de los pilares fundamentales de nuestro discurso liberal. Algo, a todas luces, intolerable para aquellos que creemos que los derechos humanos son inviolables, sagrados.
El caso de Myanmar, como el de China, es especialmente sangrante. Tan sólo el 1% de la población cuenta con algún tipo de acceso a la red, y muy a pesar de dicho dato, el control ejercido sobre la red de redes es el más férreo del planeta. El sistema de filtros es, a pesar de lo dicho, bastante rudimentario. Myanmar no cuenta con la sofisticada tecnología de censura desarrollada, por ejemplo, por la República Popular [principal impulsora de los sistemas de filtro en la red], pero la aplicación del primitivo filtro es igual de aberrante que en el caso chino. Las muestras de aperturismo político son mínimas, y en un contexto en el que la Junta, apoyada económica, política y militarmente por la China comunista, tiene asegurada su continuidad en el poder, las oportunidades de reforma son, en estos momentos, imposibles. La “cibercensura” es la nueva lacra del presente siglo; instituida por los regímenes más autoritarios del globo como una práctica común en la lucha contra la disidencia política y la libertad de conciencia, su aplicación supone la violación sistemática de uno de los pilares fundamentales de nuestro discurso liberal. Algo, a todas luces, intolerable para aquellos que creemos que los derechos humanos son inviolables, sagrados.
pd: la foto es real y fue tomada en un cibercafé de Myanmar.
Etiquetas: Censura, derechos humanos, Libertad, Myanmar, represión