Prohibido decir no
Las cosas que pasan en China me producen algo más que escalofríos. Human Rights Watch [HRW], una de las ONG más importantes junto con Amnistía Internacional, ha publicado un informe que critica las políticas comunistas hacia las comunidades nómadas de etnia tibetana. Al parecer, desde el año 2000 el Gobierno comunista está forzando a cientos de miles de nómadas a sedentarizarse en zonas urbanas lejos de sus tradicionales tierras de pastoreo. HRW calcula que en torno a unos 700.000 tibetanos nómadas han sido trasladados a la fuerza a diversos núcleos urbanos de la China occidental. Ello ha conllevado una destrucción acelerada de los modos de vida y las costumbres de las poblaciones nomádicas del Tíbet y sus aledaños. Los testimonios recogidos por HRW revelan que un porcentaje altísimo de estos 700.000 “reubicados” fueron trasladados a sus nuevos “hogares” sin ser consultados antes por funcionarios del Gobierno, y lo que es peor, no han recibido una compensación económica por estos traslados.
Los conflictos generados por estas políticas son durísimos: los intentos de sedentarizar a la fuerza a individuos nacidos en un contexto nómada están teniendo sus primeros y desagradables frutos. El primero de ellos es la abrumadora dificultad que los nómadas tienen para acceder al mercado laboral de las ciudades en las que han sido forzados a vivir. La mayoría desconoce otro oficio distinto al de pastor, por lo que la contratación de estos individuos sin otra experiencia laboral que la cría y el cuidado de yacks, dris y ovejas, es casi imposible. Si a esto unimos el hecho de que un porcentaje mayoritario de nómadas sólo habla el tibetano, las desventajas son aún mayores. Las ciudades en las que son “reubicados” estos nómadas son de mayoría china, construidas al estilo chino y hechas por y para los chinos de etnia han. Para rizar más el rizo, el Gobierno ha reubicado a muchos nómadas en pequeñas aldeas agrarias, obligando a los antiguos pastores a practicar la agricultura. La nula experiencia de éstos en los oficios agrícolas es una dificultad añadida para esta surrealista aventura que los jerarcas del PCC no cuestionan ni tan siquiera.
HRW asegura que los planes de “reubicación” son una pieza más de la solución diseñada hace ya más de 50 años por la República Popular para poner fin a la diversidad étnico-cultural de la China continental. Es a través de la represión salvaje, las matanzas colectivas, las reubicaciones forzosas, el desarraigo y la aculturación lingüística-cultural, cómo la mayoría étnica han está imponiendo sus modos y costumbres a las demás minorías. Los tibetanos están sufriendo una presión migratoria insostenible: 6 millones de tibetanos han de convivir a la fuerza con algo más de 8 millones de colonos chinos instalados en sus tradicionales zonas. Si a esto unimos el inevitable hecho de que estos colonos traen consigo su cultura, su lengua, su comida, su ocio, es decir, su modus vivendi al completo, el final de tan amarga historia es más que imaginable. El traslado a la fuerza de este más de medio millón de nómadas es el último episodio de lo que, a todas luces, es una política genocida en toda regla. Es repugnante que nuestras democracias occidentales estén dando cobertura política y económica a un régimen, como el chino, capaz de llegar hasta estos extremos cuando de uniformizar, callar y someter a todo un pueblo se refiere. Es repugnante que desde nuestras democracias nos dediquemos a criticar a personas de dudosa credibilidad democrática, pero justamente electos, como Hugo Chávez, Evo Morales, Ahmanidejad…, mientras miramos para no se sabe dónde cuando de ocultar las putrefactas políticas chinas se refiere. Me avergüenzo profundamente de un país como España, cuyos líderes políticos se niegan una y otra vez a reunirse con un Nobel de la Paz, un sencillo e inofensivo monje, como el Dalai Lama, pero no tienen remordimientos de conciencia a la hora de cenar con un genocida de tibetanos, sí, me refiero al Presidente chino Hu Jintao. Asco me produce ver a los dirigentes del PP criticar a Venezuela, Cuba o Irán, a la vez que callan cuando en China a diario, los derechos humanos son pisoteados con más fuerza que en ningún otro lado del globo. Y ya no se pueden imaginar el asco que me da ver a los socialistas españoles lavarse las manos con todo este tinglado…, como les gusta hacerse los “políticamente correctos” a esta escoria inmunda, capaces de levantar una rosa con un puño y un tanque, un misil, un avión no-tripulado y una bomba de racimo en otra.
Desde este blog seguiremos haciendo campaña por una causa más que justa, la causa de todo un pueblo sometido al jugo del martillo y la hoz asesina. Por siempre, Tíbet libre.
Ver informe completo [en inglés]: http://hrw.org/reports/2007/tibet0607/
Etiquetas: China, Democracia, derechos humanos, Libertad, Tíbet