Beit Hanun
Cualquier matanza de civiles supone una violación aberrante del principal y más elemental de los derechos humanos: el de la vida. Pero hay matanzas más atorces, repugnantes y asquerosas que otras; este es el caso del terrible asesinato de 18 palestinos a manos del ejército de Israel. Ocho niños, siete mujeres y cuatro hombres miembros de una misma familia, fueron eliminados del mapa gracias a un error técnico [sic] de la artillería israelí. Lo peor del citado caso, es que los muertos habitaban una zona en la que no existía ningún tipo de actividad armada o guerrillera.
Según las organizaciones humanitarias presentes en Palestina, a las 5.30 horas, una serie de misiles lanzados por el ejército de Israel impactaron contra un bloque de viviendas del extremo norte del pueblo palestino de Beit Hanun. La mayoría de las 18 víctimas debieron de fallecer en el acto, aunque muchos de los cuerpos fueron despedidos por las ventanas desde la tercera planta del citado bloque.
Lo peor de todo es que el gobierno del derechista Olmert [que cuenta en su gobierno con el apoyo de los ultra-orodoxos fascistas] aprobó en abril del presente año la reducción de los márgenes de seguridad para separar a los civiles de los objetivos militares [pasándose de 300 a 100 metros], lo que implica un riesgo aún mayor para los ya castigados palestinos.
Desde que el grupo armado Hamas secuestrara el 25 de junio [por cierto, mi cumpleaños] a un soldado israelí, un total de 400 personas han muerto como consecuencia de los ataques e invasiones de Israel; la mitad de los muertos han sido niños, mujeres, enfermos trasladados en ambulancias...