Gilipollas
No suelo ser proclive a utilizar el insulto al referirme a la aberrante clase política de este país, pero es que lo de la señor Esperanza Aguirre tiene tela. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha afirmado en su biografía autorizada lo siguiente:
No tener pagas extras me tiene mártir, las he tenido toda mi vida y las echo de menos en Navidad y en verano. No es que haga números a final de mes; es que muchas veces no llego, con la excepción de cuando fui presidenta del Senado, que entonces sí cobraba un buen sueldo. En el paso del Senado a la Comunidad casi dividí por dos los ingresos [sic].
A ver, vayemos por partes; la señora Esperanza Aguirre cobra la desorbitada cantidad de 100.742,91 € anuales, lo que se traduce en 8.395,25 € mensuales. Es decir, la señorita Esperanza gana 16.762.209 millones de pesetas anuales [1.396.850 pesetas menuales]. Doña Aguirre debeía saber que en este país la mayoría de los habitantes de este país, especialmente los más jóvenes, cobran sueldos míseros que no llegan ni a los 1.000 € mensuales, por un trabajo probablemente más sacrificado que el suyo.
Entre lo del video del PP sobre la inseguridad ciudadana [donde se intercalan imágenes de disturbios de la era Aznar y otros de Colombia], las pifias mentales de Aguirre y los delirantes comentarios de José María Aznar, creo que los señoritos del PP deberían replantearse dedicarse a otros menesteres. A la señora Esperanza Aguirre recomendarle que cambie de trabajo, donde se la valore más y pueda cobrar el doble de lo que ahora percibe. Por cierto Esperanza, te aconsejo que en lugar de comprar en el super del Corte Inglés lo hagas en el Eroski de la esquina del Parlamento de la Comunidad. Y para seguir recortando gastos, cambia tu actual residencia en ese palacete en el centro de Madrid [que según su excelencia, consume demasiada calefacción en invierno por sus techos altos] por un más modesto chalet en alguna de esas urbanizaciones tan fantásticas que teneis por allá.
Lo dicho, esta señora es gilipollas y se alegra de serlo.
